15 años es un plazo de tiempo singular.
Ya que esta columna es la de Internet, e Internet se vive en clave de móvil, diremos que haber consumido un quince por ciento de la batería del móvil, todavía no es demasiado: aún nos queda muchísima energía por delante, y eso es lo mismo que le pasa a LUNAySOL, que todavía le queda muchísima batería por delante para hacer grandes cosas.

En estos 15 años LUNAySOL se ha vuelto digital, y su página web no ha dejado de sumar visitantes, apoyando la base de suscriptores de la revista en papel que tan contentos nos pone cuando la recibimos en nuestras casas. Y aunque aquí nos dedicamos a Internet, ese mundo sin papel, nos gustaría que Concha y su Equipo no dejen nunca de seguir editando su magnífica revista en ese nobilísimo material que es el papel. Quizás Internet haya revalorizado, sin quererlo, el valor del papel.

2005 fue el año en que Juan Pablo II, el Papa de los Jóvenes, se despidió de este mundo, y lo hizo decretando ese año como el año de la Eucaristía. Nuestro Fernando Alonso ganó el mundial de Fórmula 1, y por supuesto, Rafael Nadal ganó Roland Garrós.

En 2005 también nació YouTube y muy pronto se alcanzó la cifra de 5 horas de videos subidos cada minuto, y hoy esa cifra está en más de 500 horas por minuto. Y casi cuando nuestros móviles todavía servían para hablar por teléfono, y nadie confiaba en que algún día se podría consumir vídeo en ellos, YouTube cambió ese paradigma para siempre, y hoy sólo hace falta meterse en cualquier medio de transporte para ver a cientos de personas disfrutando de películas en su móviles o tabletas.

En 2004, un año antes, nació Facebook. Y en 2006 un año después Twitter. En 2007 Steve Jobs lanzó el  iPhone. WhatsApp todavía tardaría un poco más. Y en aque-llos tiempos, y durante la década siguiente, todo se desarrolló exponencialmente. Internet y las Redes Sociales se convirtieron en un nuevo mundo: El mundo 2.0. y Google, se definía como una compañía buena, al contrario que Microsoft. Y las redes eran algo nuevo, que prometía libertad, dar una voz a todos. Que el recepcionista de la empresa pudiera tener más seguidores que el presidente. Y que alguien con una mirada interesante pudiera influir más que Informe Semanal el famoso y ya desaparecido -creo- programa de televisión. Y todos descubrimos la maravilla de la asincronía, y se creo un nuevo paradigma, y hoy todos escuchamos la radio podcastizada cuando más nos apetece. Y ya no tiene sentido que los locutores den los buenos días, porque a lo mejor sus editoriales se escuchan pasada la medianoche. Y ya no sabemos si es que los periódicos se han  twitterizado o twitter se ha vuelto un medio de comunicación que, nada más y nada menos se permite censurar al presidente de los Estados Unidos, nada más y nada menos, que el día de las elecciones.

Y ahora cabe preguntarnos ¿si hacen eso con el Presidente de los Estados Unidos, qué no harán con el resto de los mortales? Las economías de Redes en las que actualmente se desarrollan las sociedades favorecen la formación de dominadores de mercados. Campeones que conquistan una cuota de mercado mayoritaria, dejando un pequeño espacio para los demás operadores. Casi podemos decir, aunque sea una paradoja, que la economía de redes, la más libre, en teoría, acaba promoviendo monopolios. Y cuando un mercado es controlado por un campeón inalcanzable por la competencia, es fácil que se produzcan abusos. Y ahora estamos en esa época. En la antítesis de la tesis. 

El Brexit fue una operación de manipulación de la
opinión pública con los nuevos medios de comunicación. Fue la primera vez que se usaron las redes sociales, los buscadores, y todo lo que hay entre ellos, para mover la voluntad de los votantes en un determinado sentido político. Con el Brexit se consiguió la antítesis de aquello para lo que nació Internet. Quien sabe si con el Covid19 están haciendo lo mismo. Esperemos que al final, cuando llegue, la síntesis merezca la pena y permita que el Bien se abra paso. Seguro que así será, y LUNAySOL lo contará.

¡Compártelo en tus redes sociales!