Celebramos este año el 75º aniversario del
Instituto Secular Hogar de Nazaret, gran obra educativa y social, que comenzó en una parroquia de Extremadura y actualmente tiene casas por toda la geografía española.

El Hogar de Nazaret nació de manos de un joven sacerdote, D. Luis Zambrano, con fama de santidad ya desde el seminario; tenía una gran distinción personal, cercanía humana y un característico celo pastoral en todos los ministerios y de María Gragera Vargas-Zúñiga, mujer singular, que había estudiado en el colegio-internado de las Esclavas del Sagrado Corazón de Cádiz, donde cursó estudios hasta volver, en su primera juventud a la casa familiar de Ribera del Fresno; tenía recias virtudes, grandes dotes de liderazgo, y recordaba a la “mujer fuerte” de la Biblia, emprendedora, sacrificada, batalladora…

En junio de 1934 llegó D. Luis de Coadjutor a la parroquia donde María estaba de catequista. Ella intuyó enseguida que Dios lo ponía en su camino en un momento crucial en su vida.

Fue él desde entonces su confesor y maestro espiritual, convencidos ambos de que ella estaba llamada a una entrega a Dios sin reservas, hasta el punto que el día de Navidad de 1935, se consagra a Dios en cuerpo y alma, en los términos entonces usuales de voto de pureza como primer miembro de la nonata institución Hogar de Nazaret.

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Experiencias muy parecidas a la de María, fueron viviendo en ese mismo lugar otras jóvenes, dirigidas espiritualmente por D. Luis y dedicadas también con ella a todos los servicios de la Parroquia.

El evento más destacado fue la puesta en marcha en 1941 de LA CASA DE LA PROVIDENCIA, un Centro humanitario, cuya característica, como la de las demás casas que se sucedieron, era y es, la de acoger a los menos favorecidos; así pronto pasó de ser asilo de ancianos desamparados a ser un centro de niñas y adolescentes discapacitados intelectuales.

Actualmente tiene viviendo entre sus muros a 71 mujeres discapacitadas intelectuales, a las que forman y atienden en todas sus necesidades.

María Gragera Vargas-Zuñiga.

María Gragera Vargas-Zúñiga.

Ubicada en la casa familiar de los Gragera, LA PROVIDENCIA ha sido, desde entonces hasta hoy, una obra emblemática del Hogar de Nazaret.

La vida parroquial de D. Luis trascurre en otras tres parroquias, donde suscitó también numerosas vocaciones para esta obra. Antes de salir de esta primera, no dudo en descargar sobre los hombros de la mujer fuerte María Gragera el gobierno directo de la Institución, reservándose obviamente la labor formativa del conjunto y el acompañamiento espiritual de cada una, directamente o por correspondencia.

Las inquietudes de las de Ribera no se agotaban en la propia parroquia, porque su proyecto apostólico llevaba en la entraña el afán de extenderse en otras muchas, a través, como hasta entonces, de los respectivos centros juveniles de Acción Católica. De hecho, ya en 1938, surgieron dos experiencias similares en otros lugares.

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Con la multiplicación de centros, se incrementaron los contactos de la directora María Gragera, con las iniciadoras y continuadoras de los mismos, en lo que se acreditó como viajera incansable. Así, durante largos años, culminó María Gragera su labor fundacional hasta en veintitrés fundaciones de la institución.

Actualmente el Hogar de Nazaret cuenta con centros por varios puntos de la geografía española, y en sus labores mantienen ese carisma fundacional de la Familia Hogar de Nazaret que se fue aclarando y afianzando por estas benditas mujeres en todas las Casas del Instituto, con el esmero por el culto divino en el templo y la liturgia; la entrañable ayuda a los sacerdotes, en su persona y ministerio; la promoción de hogares de convivencia, centros educativos y residencias juveniles; la entrega incansable a los desvalidos, ancianos, disminuidos y discapacitados intelectuales; y, en suma, la presteza en acudir a cualquier requerimiento de la Iglesia.
Dios los elige como protagonistas y testigos en el proceso de canonización de un santo, haciendo un milagro entre los muros de esta Institución.

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EL MILAGRO DEL ARROZ

El Prelado puso en marcha una campaña diocesana para fomentar en su diócesis la devoción al Beato Juan Macías, nacido también en Ribera, en 1585 e implorar su canonización y dio el encargo a María Gragera de involucrarse con su Institución en la campaña de dicho Beato, declarándolo Patrono de las obras sociales del Hogar de Nazaret.

En uno de los comedores que instaló D. Luis para niños de la escuela parroquial y para indigentes que venían de la calle, en enero de 1949, una de las esclavas, que llevaba la cocina, comenzó a preparar el arroz y se encontró con sorpresa que tan solo quedaban 750 gramos: apenas para los niños y nada para los pobres de fuera. Puso a hervir el arroz que tenía y salió de la cocina invocando: “¡Ay, Beato, tus pobres sin comida!”.

Pasados unos minutos, volvió a dar una vuelta a la olla y, entonces, se dio cuenta de que había mucho más arroz de lo que ella había echado. Sin dar crédito a sus ojos, corrió a buscar en la casa a la madre de D. Luis y comprobaron ambas que la olla se desbordaba; por lo que tuvieron que usar otra olla mas grande, que se lleno también. Llamaron inmediatamente a D. Luis y a María y tras ellos llegaron también un buen número de personas vecinas, que pudieron presenciar como surgía el arroz a borbotones desde el fondo de la olla. El fenómeno duro 4 horas, desde las 12 a las 4 de la tarde, y pudieron comer cincuenta niños y un centenar de pobres.

En 1974 tras 23 años de comprobación, la congregación romana competente acordó la aprobación apostólica del hecho como milagro y el 23 de septiembre de 1975 tuvo lugar en San Pedro la canonización por Pablo VI de Fray Juan Macías, gran santo dominico y extremeño.

Por Luz Tejada.

 

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