“LOS HOMBRES SON DE MARTE Y LAS MUJERES DE VENUS”.
SOBERBIO, TERAPÉUTICO Y BRUTALMENTE DIVERTIDO

BÁRBARA: Desde el nuevo teatro Alcalá de Madrid y desde su camerino, nos encontramos con un actorazo en mayúsculas y letras de neón, un actor de los de verdad de la buena. Con una trayectoria inmejorable, un grande entre los grandes… Don Mauro Muñiz de Urquiza. ¿Mauro o Don Mauro?, ¿cómo te gusta en realidad que se te dirijan cuando te entrevistan?

MAURO: Mauro, porque Don Mauro es el seudónimo del cómico de estándar. Intento diferenciarlo. Luego, al final, es un batiburrillo. A lo mejor es demasiada información. Es el personaje de la comedia estándar cuando hago monólogos.

B: ¿Podrías contar a nuestros lectores, la procedencia de “Don Mauro”?, ¿de dónde viene?.
M
: Don Mauro viene porque cuando yo empecé a hacer monólogos en María Morena, un restaurante que había en la ciudad del fútbol, que no existía la ciudad del fútbol, era un centro comercial. Había un restaurante que se llamaba María Morena y me pidieron 5 minutos de comedia. Te hablo del año 2000, no existía Youtube, no existía nada y no había ninguna referencia de monólogos, sabíamos que existía, que era de comedia…

B: ¿Era como muy americano no?
M
: Claro, pero no teníamos ninguna referencia. Yo había visto algo de Eddy Murfhy en Canal Plus. Y necesitaba mucha pasta, necesitaba mucha pasta porque no tenía para comer. Y entonces me fui al restaurante de María, me dijeron que estaban haciendo un casting y me dije, – me voy a ir allí a ver qué pasa –, y entonces me puse a hablar 5 minutos. Y después me pidieron si podría traer otros 5 minutos para la próxima semana. Y a los 10 días debuté allí. La primera vez que salí, había un maestro de ceremonias que dijo, – con todos ustedes-, yo era Mauro, pero él me anunció como Don Mauro. Y es cierto que yo ya me vestía de una manera determinada, porque era un personaje y se quedó con eso. Se quedó Don Mauro por eso.

B: ¿Cuándo supiste o conociste o desarrollaste tu creatividad más innata?
M
: Desde que eres niño. Ya dibujaba, tocaba el piano. Empecé a tocar el piano con 7 años.

B: Niño prodigio ¿no?
M
: No, yo creo que no. No sé, me dan miedo esas palabras, pero bueno, tenía mucha creatividad.

B: ¿Y la palabra superdotado te da miedo?
M:
Me da miedo. Sí, sí… Me da miedo.

B: Pero porque sabes que lo eres.
(Mauro se sonroja profundamente mirando hacia abajo)

B: Te pones colorado y no es por la calefacción.
(Risas al unísono)
M:
Sí… Me da como cosa.

B: ¿Crees que tu creatividad pudiera haber sido detonante de alguna vivencia o ya venía de fábrica?
M
: Yo creo que el artista nace y se hace. Puedes nacer y por las circunstancias de la vida quedarte en una virtud que se ha quedado ahí muy pequeñita y muy escondida por las circunstancias de la vida…, sociales, educacionales, etc. O de repente eso puede eclosionar, explotar. Y yo creo que es así, entonces poco a poco vas…, tienes ganas de gritar, tienes ganas de compartir lo que sientes y tienes como una angustia interior que necesitas sacarla y eso es lo que provoca que vayas dedicándote a las diferentes disciplinas.

B: ¿Cuántos años llevas trabajando como artista?
M
: Pues como músico fueron 10 años, más 20 ahora, pues 30.

B: ¿Tuviste alguna influencia de tus padres?
M:
Toda, toda… Mi padre es escritor, era periodista escritor y mi madre periodista, y la pasión por la música fue por ella. Veíamos juntos un programa en la 2 de TV, que se llamaba “Sólo Jazz” y tenía unos discos de Jazz Quarter y un día me levanté con 5 ó 6 años y le dije: – yo quiero tocar esto-, y le señalé el contrabajo. Y mi madre dijo: – ¡unas narices el contrabajo!, ¡vas a tocar el piano!-. Y yo: – ¡el contrabajo, el contrabajo!-. Y empecé a tocar el piano por ella.

B: ¿Y no se te ha quedado la espinita del contrabajo?
M:
Sí, sí, claro que la tengo. Siempre me quedo mucho con las cosas de los bajos y contrabajos.

B: Tv, cine o teatro. ¿Con qué te quedas y por qué?
M:
Las tres cosas. Las tres cosas, porque el teatro es muy del actor, el teatro es tuyo, el director te dirige pero hoy ya no está.

B: Todo depende ti, claro. La esencia eres tú.
M:
Claro. Sí. Tiene el ahora. Tiene el ahora absoluta. Y dices, – ¿la función va a ser igual que la de ayer? –, no, yo no soy igual que el de ayer y el texto sí, pero se va decidir diferente. Con lo cual es el ahora absoluto y tú dominas el escenario. En el cine no dominas nada, tú grabas y luego dices, – espérate que me ponga en el montaje -. Porque a veces a lo mejor, ni me pone la cara, o me pone la cara y me quita la voz.

B: Y es un derroche de creatividad perdida muchas veces.
M
: Claro. Y luego la TV tiene una cosa que es inmediata, como que, – el día entero de ayer lo tienes que hacer macho –y es como muy rápido. Y el cine te da tiempo a… te cambias de cámara, no sé qué…, un plano allí…Son multicámaras, son 3, cámaras, 4 cámaras y tú tiras y ya está. Entonces a mí me gusta todo.

B: Los racor interminables.
M:
Sí, sí. Exacto.

B: En esta etapa teatral de tu vida, estás con la obra “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus”. Obra que llevas interpretando desde hace más de año y medio en el nuevo teatro Alcalá de Madrid. ésta magnífica y exuberante obra te lleva a realizarla casi como un monólogo, pues interactúas con el público y lo transformas en un tándem soberbio, terapéutico y brutalmente divertido. ¿Hasta dónde llega la invención y la estructura de ésta obra?

M: Pues esta obra en realidad es de Paul Dewandre y la versión la hizo Paco Mir de esta versión de Paul Dewandre que hace de un libro de John Gray, “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus”. Y entonces, cuando me contratan, que es una productora que se llama Alexa, que son catalanes; ellos ya sabían que yo era monologuista, pero desde el primer momento dije, – yo aquí voy a ser actor, un mero actor, yo aquí no voy a meter absolutamente nada, esto es vuestro –. También era una manera de quitarme responsabilidades y también había un precio que yo cobrara como actor, si tú quieres que cobre como guionista, ya tienes que subir y ya tienes que poner mi nombre. Y entonces yo ya me he vuelto un perro viejo y digo, no, yo no voy a hacer nada, pero sí es cierto que en los directos, como tú rompes la cuarta pared y hablas con el público, hay cierres que yo he metido porque queda bien y porque cierra un poquitín el texto original. Pero muy poquito. A lo mejor el 5%.

B: De lo que cuentas, ¿te has beneficiado de algo?, ¿has aprendido algo?
M:
(Se sonríe) No. Yo estoy divorciado y siempre digo, si me hubiera pillado casado, seguramente no estaría divorciado. Pero ya se ha pasado… Ja, ja, ja… Lo único que sí que es cierto en la obra de teatro, es que nombro a mi ex y el nombre de mi hija es real, Carlota y Patricia.

B: Ni qué decir tiene los infinitos motivos por los cuáles el teatro está siempre lleno a consecuencia de tu obra. Pero, teniéndote en absoluta exclusividad, sería un honor que explicases y/o dieras algún que otro motivo por el que merecen las risas acudir a verte.

M: Pues primero porque es un trabajo muy honesto y ver un trabajo muy honesto de alguien pues mola. Y luego que hay mucha verdad, hay mucha pasión. Yo no soy un tipo que dosifique, yo termino reventado después de la obra. Y es muy divertido, ¿por qué?, pues porque te ves reflejado, pero absolutamente. Se ve reflejado la pareja de 16 y se ve reflejado con la pareja de 96 y la de 36, y es más, si esta obra la haces en 1950, son las mismas situaciones, porque al final lo femenino y lo masculino tienen que convivir y hay tópicos que se reproducen constantemente.

B: ¿Te has identificado con algún personaje que hayas interpretado?. Si es así, ¿con cuál?

M: Yo creo que con todos te identificas. Porque el trabajo que tiene que hacer el actor es llevarlo a su terreno, es decir, todos tenemos un cínico dentro, todos tenemos un mentiroso dentro, todos tenemos un ladrón, todos tenemos un tipo honesto, todos tenemos nobleza, todos tenemos excelencia, somos callejeros, todos podemos pisar el barro en un momento… Y lo que tienes que hacer es llevarlo a tu terreno. Entonces siempre hay algo de ti, siempre hay un punto. Hace poco leía una entrevista que le habían hecho a una persona que había hecho como un estudio de asesinatos que habían pasado y le preguntaban, – ¿todos somos asesinos? –y decía, – todos somos asesinos en potencia, porque todos podemos tener una situación en la que no pensaríamos si mataríamos en defensa de un niño, en defensa de un hijo, en defensa de lo que sea… –. Y entonces esto nos pasa para lo malo y…

B: ¡La víctima que se convierte en culpable!
M: Efectivamente. Entonces esto es así. Lo que hago es llevarlo a mi terreno. Todos los personajes tienen algo de mí, o por lo menos les he obligado a que tuvieran algo de mí.

B: ¿Prefieres el personaje creado o el personaje imitado?. Sobre todo en el humor.
M:
A mí no me gusta imitar, a mí me gusta crear.

B: Me gusta eso.
M:
Yo entiendo que es un trabajo ímprobo, de verdad y es un trabajo increíble y los imitadores que hay en España son sensacionales, pero a mí no me gusta. Si acaso me gustan imitaciones que han conseguido que la parodia supere al personaje, pero es muy raro. Que me recuerden al personaje, no, prefiero el original.

B: ¿Humor o drama?. ¿Qué escoges?. ¿Con qué te identificas o te sientes más a gusto?
M:
Las dos cosas. Me gusta mucho hacer comedia y me gusta también hacer drama.

B: ¿Una anécdota vivida para la posteridad en plena función?

M: Pues tengo muchas, pero espérate cual se me ocurre contarte ahora. Bueno, me acuerdo una, en la que estaba haciendo un monólogo cómico en Salamanca y entonces me contrato el imbécil del dueño del local, justo en la semana de exámenes. La universidad Pontificia, la universidad de Salamanca. Imagínate, fueron dos a verme, una pareja en toda la sala. Justo la semana de exámenes. Y entonces yo actué para dos personas. Y el tío me dijo si quería suspenderlo y yo le dije que unas narices porque necesitaba el dinero. Y me puse a actuar las dos partes, media hora y media hora. Yo tenía la pareja enfrente, o sea, tal y como estás tú, y ella se partía la caja, Y yo, claro, actuaba para ella. Y cuanto más se reía ella, más se cabreaba él. (Carcajadas)

Ya parecía un mamoneo entre ella y yo. ¿Sabes?. Yo actuando y ella, jajajajajaja… Y yo ya estaba pensando, – deja de reírte porque me va a matar tu novio -.Pues claro, yo tenía un coqueteo con ella y con el patio de butacas…

B: ¿Te has quedado alguna vez en blanco en el teatro?. Si es así, ¿cómo has salido del paso?

M: Sí, claro. Y el que diga que no se ha quedado miente. Yo siempre tengo un ejercicio que hago antes de salir a escena; siempre pienso, ¿lo peor que me puede pasar a mí qué es un blanco?. ¿Lo peor que le puede pasar a un médico que opera a corazón abierto qué es?, que se le muera el paciente. Vamos a relativizar un poquitín el trabajo, si te quedas en blanco, te quedas en blanco, ya está. Incluso puedes decir, – perdón, me he quedado en blanco –. Me contaba César Biol, que fue un gran amigo mío actor, que hice con él “Fuga”, con José Luis Gil, Kira Miró y Amparo Larrañaga…, y que hicimos esta obra… El estaba casado con Tanzim Townsend, que es una directora de teatro inglesa y él estuvo viviendo en Londres. Y cuenta que, una gran estrella del cine y del teatro londinense, de la cual no recuerdo muy bien el nombre, se quedó en blanco haciendo un Shakespeare, – pero no pasa nada Mauri porque hizo un gesto en mitad del teatro como diciendo “se me ha ido la puñetera pinza”-, porque se te puede ir. Claro que se te puede ir. Además, tienes el peligro de estar hablando y estás pensando, – mañana tengo que ir a Hacienda hacer esto y luego lo otro –y se fastidió, porque dices, – ¿dónde narices estabas? –, claro. Bueno pues, el inglés hizo así, y éste contaba que el teatro estaba petado, pero petado, una súper estrella, se sale por una de las patas, coge el texto, pasa delante del escenario con el texto como mirando, me he quedado en blanco y estoy mirando a ver por dónde voy, se mete otra vez por la otra pata, deja el texto, se puso otra vez en medio del escenario y continuó. Y fue una ovación, porque además luego el público se va diciendo, – conmigo se quedó en blanco –. El error no es malo, o sea, el accidente no es malo, lo malo es cuando el error se convierte en costumbre. Un accidente es un accidente, es un directo. Por eso hablábamos antes del teatro, el teatro es el ahora, es el directo más absoluto, porque el cine lo puedes manipular, la TV la puedes manipular, el teatro no lo manipulas. Yo empiezo a las 20.30h y hasta las 22.00h yo no puedo parar. Yo no puedo decir – perdón chicos, tengo que ir al baño –, no, no puedo hacerlo. Te quedas y terminas. Con lo cual pueden ocurrir muchas cosas. Y si pasan pues intenta humanizarlo, porque la gente es muy generosa. A ti te pasaría, seguramente te quieres morir, yo me quiero morir, pero la gente te está viendo y piensa – pues se ha quedado en blanco y el tío ha dicho, pues me he quedado en blanco –. Y ya está.

 

B: Conociendo tu sabiduría creativa, ¿alguna vez has llegado a sufrir porque te hayan plagiado?

M:Sí. Y como estoy con asuntos legales y no puedo hablar más, sí puedo decir una cosa en contra del plagio, del plagio de todo tipo eh. En España somos muy permisivos con el plagio, somos muy permisivos porque tenemos la picaresca; tenemos el Lazarillo de Tormes metido en el cuerpo, tenemos la trampa. El español es tramposo por naturaleza, en general. Hay una cultura de la trampa. Aquí se premia al tramposo. Me hace mucha gracia cuando la gente, y entro en terrenos políticos sin hablar de izquierdas o de derechas…., pero me hace mucha gracia la gente cuando dicen…, – a este político tienen que echarle y dimitir –, y él, a lo mejor, está cobrando sin facturas, o está dando dinero en negro, o está recibiendo dinero en negro. Y tú dices, – por supuesto que hay atenuantes, hay agravantes –. Pues imagínate esto que se hace a nivel de, viene el fontanero a casa y le dice, – señora no le hago factura porque soy mi jefe –. Bueno pues esto que se hace en el día a día con las transacciones económicas, imagínate cuando se hace con el talento y con la creatividad. Que encima no está bien pagado en España.

B: O sea, si me dices que estás ahora mismo con actuaciones legales, ¿es porque realmente estás sufriendo un plagio importante, claro?

M:Absolutamente. Claro. Y en ese plagio tenemos todas las papeletas para resolverlo a mi favor. Porque es flagrante y es terrorífico. Y encima lo ha hecho una persona que era muy cercana a mí. Es muy doloroso. Era casi como un hermano. Que de repente te metan esa puñalada trapera. Es muy grave. Y sobre todo, insisto, para lo único que tienes. Y yo ahora me muero y tú me preguntas, cuántas propiedades dejas y digo ninguna. Tengo un piano de cola, varios teclados, un coche al que ya le tengo que poner la pegatina esta, pues ya no te dejan circular por el campo. (Se sonríe). Y ya está, no dejo más. ¡Y MI TALENTO!, ¡LO QUE HE HECHO HASTA AHORA!. Y si lo que he hecho hasta ahora me lo quitas…

B: Claro. Y que además lo tienes todo registrado. ¡Cuidado!

M:Claro. Por supuesto. Pues si tú me quitas lo que yo he hecho hasta ahora, ¿con qué me quedo?, ¿qué dejo?. Entonces es muy doloroso.

B: Y es parte de ti.

M:Sí. Y además hay una cosa que la gente que no se dedica a esto a lo mejor no lo entiende. Yo nunca me dediqué a esto por dinero, es decir, yo me dedico a esto porque no puedo hacer otra cosa, porque necesito hacerlo. Luego he tenido la suerte de que me han dado dinero, pero yo jamás hice este por dinero, con lo cual, si me quitas algo que es mío, que lo hago por un interés artístico y me lo quitas, me estás quitando el alma, ¡ostras!

B: De artista a artista te digo, si me piden deja de crear, me piden que deje de respirar, porque es algo que me nace, que es innato.

M:Claro. Y deja de vivir… ¡Cuidado con este trabajo!. Yo mañana puedo estar en un sitio sirviendo copas y yo seguiré siendo artista, porque llegaré a casa, escribir, me pondré a tocar… Porque es inevitable. Bueno pues ¡si te quitan eso!…

B: ¿Por qué crees que existe tanto plagio?. ¿Realmente hay tanta falta de creativos?

M:Sí. Claro. Porque vivimos en una sociedad que encima no se paga el talento. Es decir, tú tienes que pagar la creatividad, tú tienes que pagar al líder. No censurarlo. Tienes que premiar al creativo, premiar al número uno. Aquí se premia al mediocre

B: ¿Qué consejo darías a los creadores de obras al margen de la evidencia de registrar?

M:No soy quien para dar consejos, pero yo diría que no paren de crear, que no paren de estar constantemente escribiendo, que cualquier idea, cualquier cosa que les venga a la cabeza, cualquier situación, cualquier personaje… Que no paren, que lo archiven todo.

B: Exacto. Que lo registren aunque tan sólo sea una simple hoja ¿no?

M:Sí. Aunque sea una idea; chicho conoce a chica y se enamoran, regístralo. Y por ejemplo, cuando se pongan a trabajar con alguien, que eso sí que lo he aprendido después de la canallada de este personaje, de este individuo…, cuando se ponen dos amigos íntimos a trabajar el primer día antes de hacer nada, firman un papel que dice, “todo lo que hagamos bajo este nombre, vamos al 50%,. Todo lo que tenga que ver con el argumento tal… y tal… ”. Lo firman los dos y a partir de ahí, cada uno se va con su copia y ya no puedes hacer nada porque se te cae el pelo. Pues eso es lo que tienen que hacer, pero con todo eh.

Mauro en su camerino con uno de sus teclados

 B: ¿La mejor película que hayas rodado?
M:
La última serie que hice de TV, porque además está grabado como si fuera cine.

B: ¿La mejor serie de tv?
M:
La mejor serie “Adventure”.

B: ¿El mejor cortometraje de TV?
M:
El mejor corto fue “Ella”, de Javier Marco Rico.

B: ¿La mejor obra de teatro que has realizado?
M:
Yo creo que ésta, “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus”, la que yo escribí con Carolina Noriega, que la protagonicé con José Luis Gil y con otra que me divertí mucho haciéndola, la de “Fuga”.

B: Te iba a preguntar por tu personaje del Spray, del corto “El pisto de Evaristo”. ¿Cómo te sentiste?. Porque me chocó mucho esa imagen que das de un tío serio y formal, y verte en ese macarra con el pelo pincho y esas mallas negras…

M:Pero yo soy muy gamberro cuando hago comedia, Nos reímos mucho rodándolo.
(Risas cómplices)

B: ¿Un color y por qué?
M:
El rojo y el negro. Me gusta mucho la combinación de ambos.

B: Es muy falangista ¿no?.
(Risas cómplices de ambos)
M:
Puede ser. Sí, sí, sí…

B: ¿Dónde te irías y con quién?
M:
Mi iría con mis hijas a una playa.

B: ¿Qué es para ti el miedo?
M:
El miedo no se elige, el miedo se tiene y el miedo es un reto para superar. Pero como decía mi padre, el miedo es libre, entonces, te viene por cien mil cosas, por el escenario, por la vida… Yo tengo miedo por ejemplo ahora, al qué les va a pasar a mis hijas.

B: Eso te iba a preguntar. ¿Cuál es tu mayor miedo?
M:
Ese. Sí.

B: ¿Tu mejor sueño?
M:
Que mis hijas estén muy sanas y tener una vejez plácida en ese sentido. De ver a los míos plenos.

B: Es bonito ver que tienes tanta empatía e importante. ¿Qué significa para ti el amor?
M:
Pues el amor significa algo que yo anhelo y que creo en él. Significa un anhelo. Significa un sueño. Porque hasta hoy… (Se sonríe y habla con romanticismo). Creo en el amor y creo en el amor eterno. ¡Cuidado, eh!.

B: ¿Lo que más detestas?
M:
El abuso. O sea, si uno osa que es superior en fuerza, en intelecto, en preparación…, y abusa del débil. Del que es inferior, físicamente…, y abusa, o sea, llevado a cualquier terreno. Los abusos no tienen por qué ser todos sexuales, que por supuesto, esos, ya, ni te cuento. Abusos en el trabajo. Los micro abusos, como ahora están tan de moda. O sea, “yo sé que tú eres inferior en esto y voy a abusar de ello y te voy a manipular”. Por eso yo creo que los poderosos tienen que ser muy generosos, porque tienes suerte tío, porque te vino todo dado y sobre todo naciste con un talento que no tiene el otro.

B: ¿Qué significado tiene la ira para ti?
M:
Es un sentimiento que es necesaria, pero necesitamos encauzarla bien. La ira no es mala.

B: Defíneme empatía.
M:
Empatía es no hacer nada y gustar.

B: ¿Eso es para ti empatía?. Es que es una respuesta muy de ego de un artista ¿no?
M:
(Se sonríe) Puede ser.

B: Defíneme a Don Mauro Muñiz de Urquiza.
M:
Pues un tipo muy trabajador, que duda todos los días de su talento, duda a diario de su talento y muy trabajador. Y que tiene todavía sueños. Y que cada vez que me subo a un escenario lo hago como si fuera la primera vez.

B: ¿Crees en el éxito?, si es así, ¿cuál es el mayor éxito de tu vida?, ó ¿aún falta por alcanzarlo?. Pues no cabe la menor duda de que tu obra “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus”, es todo un éxito riguroso.

M:Yo creo que el éxito puede ser cualquier cosa. Levantarse por la mañana ya es un éxito. Tomar un café y leer el periódico ya es un éxito y es un éxito ver a tus hijas y es un éxito estar sano. ¿Qué tengo sueños y que quiero tener más éxitos?, claro. Pero también hay que relativizar y pararte y sentarte y decir, – ¡a ver, no te ha ido mal eh amigo! –. ¿Sabes?. El otro día lo pensaba. Yo soy de costumbres burguesas. Me compro el periódico y me pongo a leer y apunto cosas. La gente llega del trabajo por la mañana, se toman el café y se piran. Y yo me puedo tirar leyendo el periódico una hora y digo, – ¡esto es un éxito de la leche! –. Y la gente luego vuelve y se dicen. – ¿y este cabrito?, si yo me he ido a las 8.30h y ya estaba leyendo el periódico y ha pasado una hora y media y sigue leyendo el periódico… ¿En qué narices trabaja? -.¿Sabes? (Risas cómplices). Y claro, como tampoco soy Javier Bardem, que me conozca todo el mundo… Y luego bajo y me tomo una cervecita a las dos de la tarde… (Más risas)

B: Terminamos. Ha sido un auténtico placer. Encantada.
M: Muchísimas gracias a ti y a LUNAySOL

Por Barbie Corchado. Perfectamente Imperfecta
Fotos: Bárbara Corchado.

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