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“Vocês são o Campo da Fé! Vocês são os atletas de Cristo! Vocês são os construtores de uma Igreja mais bela e de um mundo melhor.” Estas fueron unas de las muchas palabras que nuestro querido Papa Francisco nos transmitió a los jóvenes en la vigilia de oración, en la playa de Copacabana.

El viaje a Brasil pudo ser posible gracias a mi antiguo colegio Mater Salvatoris que se encargó de organizar el viaje a ver al papa Benedicto XVI, y que luego más tarde sería el papa Francisco el que nos acompañaría a todos los jóvenes del mundo a acercarnos a Dios.

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Comenzamos siendo 70 niñas del mater de Madrid junto con 4 madres de la compañía del salvador, un sacerdote y un médico que nos acompañaban. Una vez en Sau Paulo nos unimos con un grupo grande procedente de los colegios del Mater Salvatoris de Caracas y Maracaibo, y en los días previstos también se añadiría un grupo del colegio de Puerto Rico de la Compañía del Salvador. Pasamos de ser 70 a 170 niñas y niños procedentes de los diferentes colegios Mater Salvatoris. Con esta unión nos dimos cuenta de lo poco que importaba que unos fuéramos españoles otros fueran venezolanos o puertorriqueños, todos estábamos ahí con el mismo objetivo, la misma esperanza y la misma ilusión. El día 15 de Julio, comenzó nuestra misión como jóvenes seguidores de Cristo, en la ciudad de nuestra señora de Aparecida, declarada patrona de todo Brasil por el papa Pio XI. Aparecida contiene la segunda basílica más grande del mundo, siendo un poco más pequeña que la basílica de San Pedro el Vaticano, y un santuario donde acogieron a trescientos peregrinos incluido nuestro gran grupo. En el momento en el que nos instalamos en Aparecida fue cuando nos dimos cuenta de que todos esos meses de espera por realizar este increíble viaje habían terminado, y que una nueva aventura acababa de empezar. Un día normal en Aparecida consistía en levantaros, ir a misa e ir a desayunar a unos comedores magníficos proporcionados por el santuario. Después había una actividad preparada para cada día como un vía crucis por la montaña, peregrinación a la Virgen de Aparecida en lo alto de la ciudad o misionar en asilos y colegios de la zona. Salíamos de esas misiones contentos de haber vivido tantos buenos momentos en grupo y sentíamos que con cada pequeño esfuerzo realizado, nos acercábamos más a Dios. Por la tarde cuando volvíamos de las actividades diarias, hacíamos reunión por grupos en los que se comentaban la lectura y el propósito de ese día y teníamos una hora santa antes o después de cenar. Transcurrida la semana en Aparecida, con gran pena nos despedimos del santuario y sin mirar atrás pero con gran ilusión, partimos rumbo a RIO DE JANEIRO. Toda esa semana en Rio nos hospedamos en un colegio que se encontraba a dos horas en autobús del centro.

brasil jmj 1 El día 22 de julio realizamos la excursión al Corcovado a la estatua del Cristo Redentor. Nada más llegar, después de un largo trayecto de subida nos encontramos la estatua cubierta de nubes e imposible de ver. Desilusionadas, el sacerdote que nos acompañaba nos explicó: “muchas veces nos pasa con la fe que tenemos en Dios, que no le vemos pero aun así creemos”. Minutos más tarde, allí en el Corcovado después de rezar un rosario, salía el sol y podíamos contemplar al Cristo Redentor. Se veía todo Rio de Janeiro desde arriba, ya que es una estatua que está a 2.300 metros de altura del nivel del mar y además está considerada como una de las 7 maravillas del mundo. Al día siguiente tuvimos la misa de apertura presidida por Orani João Tempesta actual Arzobispo Metropolitano de Río de Janeiro, que ante la renuncia de Benedicto XVI aseguró que se seguiría avanzando en los preparativos para realizar el encuentro, y que esa sería una jornada «de dos papas», uno que estaría en oración por el encuentro y otro que presidiría las celebraciones. El 24 de julio debido a la visita del Papa a la ciudad de Aparecida nuestro grupo fue de visita cultural a la ciudad de Petrópolis situada a 68 km de Rio de Janeiro, una vez allí tuvimos misa en la catedral. Más tarde dimos una vuelta por las calles y después de comer, volvimos a Rio. 25 de julio: por la mañana tuvimos catequesis y misa. El resto del día lo pasamos en el centro donde visitamos la catedral Metropolitana y el estadio de futbol que en el año próximo contendría el evento de la Copa Mundial de 2014. También visitamos los confesionarios y la carpa de oración de las hermanas de Teresa de Calcuta, donde disfrutamos de unos ratos de oración pidiendo por los frutos de la JMJ. Al día siguiente, 26 de Julio, por la tarde tuvimos el vía crucis en el paseo marítimo de Copacabana y nada más terminar volvimos al colegio a dormir. Nos levantamos pronto el 27 de julio para ir, junto con millones de otros jóvenes, peregrinando 9km, hacia la playa de Copacabana. Una vez allí cogimos un buen sitio delante de las pantallas donde se retrasmitiría la misa de la Vigilia de oración y a la mañana siguiente la Misa principal con el Santo padre. brasil jmj 2Era increíble ver los millones y millones de jóvenes que habíamos acudido al encuentro con el Papa en la XXVIII JMJ. En ese momento no era relevante la visibilidad que tuviéramos, ni la mala postura de la noche anterior, ni el idioma que cada uno hablase. Estábamos envueltos en un ambiente de paz y alegría, en el cual se veía claramente la fuerza de la unión en la iglesia. Unas de las frases que más me gustó del Papa fueron: “Qué bonito ha sido participar en la Jornada Mundial de la Juventud, vivir la fe junto a jóvenes venidos de los cuatro ángulos de la tierra, pero ahora tú debes ir y transmitir esta experiencia a los demás.” Porque me di cuenta de la importancia de compartir y dar mi testimonio a los demás, de la verdadera felicidad que uno experimenta cuando estas cerca de Dios. Es una experiencia que sin duda lo volvería a repetir, y me encantaría poder asistir en el 2016 a la siguiente Jornada Mundial de la Juventud en Polonia.

Por Clara Johansson Dinesen.
Coordina: María González-Valerio y de Alós.

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