La casa de veraneo del presidente Adolfo Suárez es ahora un hotel boutique de cinco estrellas.
Además es el único hotel del casco antiguo de Ávila que dispone de piscina.
El hotel se distribuye en tres plantas.
La inferior es la que más se asemeja a la estructura original de la casa destacando las vigas y contraventanas de madera, el zaguán de piedra que da la bienvenida al huésped, la cocina (hoy convertida en el comedor del hotel) y la recepción. Esta se sitúa en lo que fuera el despacho del presidente, una habitación.
Preside la estancia una gran librería de la época de Suárez con una pequeña puerta secreta diseñada para facilitar su huida en caso de emergencia.
También en esta planta se encuentran los salones sociales del hotel, con tres chimeneas, sofás tipo Chester y piezas muy especiales entre las que se incluyen obras de arte originales, muebles franceses de principios del XIX o un biombo oriental del año 1.600.
En los pisos superiores se encuentran las diez habitaciones (dos Deluxe, cinco Junior Suites y tres Suites).
Cada una ha sido bautizada con distintos conceptos que, para la propiedad, representan los valores sobre los que se sustentó la figura de Adolfo Suárez: Vida, Amor, Alegría, Libertad, Paz, Coraje, Diálogo y Felicidad son algunos de ellos.
Todas las habitaciones cuentan con bañera y ducha de aromaterapia, amenities de Chopard y cama king size y entre ellas sobresalen las habitaciones con terraza (con vistas al jardín y a la muralla), las del último piso (por ser abuhardilladas) y las suites (de más de 50 m²).
Entre las zonas comunes del hotel se encuentra un imponente jardín delimitado por la propia muralla de Ávila, con un porche y una piscina.
Destacan sus desayunos caseros a base de zumos naturales y café recién hecho, mermeladas artesanales, embutidos locales, quesos de la sierra de Gredos y el valle del Tiétar, yogures naturales de vacas abulenses y una gran variedad de panes artesanos de la Tahona del Sotillo.
El comedor ofrece también servicio de cenas con el chef de origen portugués Alexandra Marthino, formada en Le Cordon Bleu, en el dos estrellas Michelin DSTAgE y en el restaurante La Esperanza del grupo TriCiclo.
Marthino ha diseñado una propuesta sencilla de platos ligeros enfocados a la materia prima pero muy completa como los mejillones de las Rías Baixas calibre 7 acompañados con chips de verduras, tomate rosa con ventresca de bonito del Cantábrico, jamón ibérico de bellota de Guijuelo, foie de pato de Soria, sardinas marinadas de Santoña, corazones de alcachofas con quinoa y espinacas, tacos mejicanos de bacalao, guacamole y pimientos rojos, confit de pato y algunas concesiones al recetario local como las patatas revolconas con torreznos o el lomo de olla con pimientos de cristal.
Completa la propuesta con una bodega con vinos de la zona (de Cebreros, El Tiemblo y El Barraco), referencias tanto clásicas como curiosas del país (entre las que sobresalen los monovarietales y coupages de Pinot Noir de la bodega vallisoletana Alta Pavina) y algunas etiquetas internacionales (de Francia, Alemania, Italia y California).
El hotel dispone además de carta de bebidas 24 horas y de un pool bar para dar servicio al jardín.
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