La medidas contra el virus chino están adelantando nuestra cena, al menos si cenamos fuera. Cenar pronto tiene sus ventajas.
Como dice el refrán: De grandes cenas están las sepulturas llenas.
Por el contrario,  no cenar tarde o no acercar la cena a la hora de irse a dormir tiene grandes beneficios para la salud.
Los expertos aconsejan dejar pasar un mínimo dos horas entre la finalización de la cena y la hora de acostarse.

El momento en el que cenamos influye en nuestra capacidad metabólica

Espaciar al máximo la hora de la cena con la de descanso influye en la capacidad metabólica de cada individuo.
Llevar a cabo la recomendación de cenar pronto y esperar un tiempo prudencial antes de irse a descansar puede ayudar significativamente a no ganar peso y, además, a gozar de una mejor calidad de sueño.

Nuestro organismo funciona distinto de día y de noche.
No estamos preparados para comer de noche, de ahí que sea más difícil metabolizar los alimentos; a partir de las siete de la tarde nuestro organismo empieza a prepararse para el reposo, ralentizando la asimilación de la comida. 

A largo plazo cenas llevadas a cabo tarde pueden propiciar problemas metabólicos tan importantes como Obesidad o Diabetes.

Cenar temprano se relaciona con un 20% menos de riesgo de Cáncer de Próstata y Mama

Investigadores del Instituto Global de Barcelona (ISGlobal) también han demostrado que cenar temprano disminuye un 20% el riesgo de sufrir Cáncer de Próstata o Cáncer de Mama, dos de los cánceres más prevalentes. Comer antes de las nueve de la noche o dejar pasar, al menos, dos horas entre la cena y acostarse, puede protegerte ante estas enfermedades. Esta cifra aumenta un 5% si además se combina comer temprano con espaciar la comida y hora de irse a dormir.

Big Vang Manolis Kogevinas, investigador de ISGlobal y primer autor del estudio publicado en el Internacional Jornal of Cancer asegura que “la hora a la que se realizan algunas actividades puede afectar a nuestra salud, nuestro reloj biológico está regulado por ciclos de día y noche  y el segundo factor que más influye es la dieta. El reloj central está en la base del cráneo y está influido básicamente por la luz, pero en el intestino y otros órganos también hay relojes que tienen ciclos condicionados con la hora a la que comemos”.
Kogevinas destaca también que “la mayor protección la han encontrado en el cronotipo de personas madrugadoras”.
Por lo tanto, si queremos tener menos probabilidades de padecer un cáncer de próstata o mama, debemos sumar esta recomendación a la de practicar deporte o llevar una dieta sana y equilibrada.

Otras recomendaciones saludables para la cena

De la misma forma que adelantar la hora de la última comida del día, para que una cena se convierta en un hábito saludable debemos cuidar especialmente la dieta durante este momento, las cenas tienen que ser ligeras.
Merendar una pieza de fruta, un puñadito de frutos secos o un Yogurt nos ayudará a llegar a la cena con menos hambre.

Respecto a los alimentos que debemos incluir en la cena a continuación proponemos algunos consejos:
-No repetir los mismos alimentos que en la comida ya que necesitamos variar la dieta.
-Prescindir de embutidos y fritos ya que dificultan la digestión por la noche.
-Seleccionar frutas de estación lo más maduras posibles y combinarlas con yogurt, por ejemplo. Es una alternativa sana y depurativa.
-Los cereales integrales ayudan a conciliar el sueño gracias a su alto contenido en vitamina B.
-El arroz integral es otra buena opción ya que es un diurético natural y combinado con ensalada es un plato muy equilibrado.
-El consumo de proteínas como huevo, queso freso, legumbre o pescado puede ayudar a quemar grasas pero siempre debe de combinarse con hortalizas y cocinar con muy poco aceite.

Una persona que esté es un proceso de adelgazamiento o simplemente quiera mantener su peso tiene que prestar mucha atención a su alimentación en las cenas, el metabolismo se ha ralentizado  y no se quema tan fácilmente, es más fácil acumular grasas.

Además, cenar pronto, de forma saludable y con moderación aporta ligereza física y mayor alegría para levantarnos y afrontar el día.

Ahora ya sabemos que no es solo el qué y el cuánto, sino que también influye en nuestra salud el cuándo cenamos.

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