Tras Chloé Eau de Parfum, l’Eau de Chloé y Roses de Chloé, ha nacido una nueva y delicada esencia:
Chloé Eau de Toilette, una infusión de rosas blancas.

Chloé Eau de Toilette hace de la delicadeza una marca de elegancia. Una fragancia que conserva cada sílaba de la belleza que caracteriza a sus predecesoras. Dese sus primeras notas, su frescura la hace diferente, e igual que en las demás variaciones, todo se reduce a la rosa.
Ahora revela una nueva faceta, más ligera y suave que nunca.

Michel Almairac, autor de Eau de Parfum de Chloé y sus siguientes declinaciones, firma junto a Sidonie Lancesseur esta nueva eau de toilette:
un perfume floral fresco y almizclado.
Ambos creadores han ido trazando
un bouquet especial alrededor del absoluto de rosas,
que constituye el centro de atención de esta composición.

Como si de floristas se tratase, han incluido bergamota para despertar nuestra curiosidad, y un acorde de magnolia mezclado con gardenia, que dibuja un aroma fresco con un sutil toque de limón que envuelve a las rosas blancas.

Los primeros brotes que florecen con las gotas de rocío de la mañana se funden en una infusión de pétalos blancos suavizado aún más
por el almizcla aterciopelado.

Una vez en la piel, las rosas de Chloé Eau de Toilette
nos revelan su sensibilidad y su misterio.

 

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