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ecuador 2 La laguna de Cuicocha tiene su origen en el cráter de un volcán inactivo donde en sus profundidades el agua hierve y es otro lugar especial. Aquí se puede pasear en lanchas que se alquilan a lugareños que viven del turismo nacional e internacional. Nos embarcamos en ellas y visitamos unos pequeños islotes que se encuentran en la mitad de la laguna, donde hay fauna y flora salvajes.

Continuamos nuestro recorrido al día siguiente muy temprano, empezando con un apetecible café, humitas y ají, muy recomendable para la gente que le gusta el picante. El sitio que íbamos a visitar era el más esperado, la Gran Selva Amazónica. El camino desciende por los gigantescos Andes, se puede apreciar más aún, la grandeza de estas singulares e imponentes montañas. Los caminos eran bastante malos y rudimentarios. Entre polvo y piedras dura más el viaje de lo previsto. Pero una vez terminada la ruta, con los niños medio dormidos y cansados, empezamos a sentir el tibio calor húmedo del clima amazónico. Llegamos a las cabañas de Cotococha, que se encontraban en la espesa selva, a orillas del Río Napo, uno de los más grandes afluentes del caudaloso Amazonas.

Las cabañas eran cómodas, estaban preparadas para que no entraran mosquitos y otros insectos y así protegernos de posibles picaduras ya que la fauna, al igual que la flora, es frondosa y abundante. Los árboles son inmensos y en la concentrada vegetación anidan infinidad de especies de insectos, arácnidos, reptiles, mamíferos propios del lugar. Por la noche, a la luz de las antorchas, cenamos bajo un cielo cubierto de estrellas arrullados por el sonido de los pájaros, grillos, mariposas, extraños insectos que hacían más exótico el ambiente.

Por la mañana despertamos con el fondo armonioso del coro natural. El plan era navegar por el Napo en los rápidos. La experiencia fue maravillosa pese a que hubo momentos de tensión porque las aguas corrían con fuerza, pero al fin todos llegamos al sitio donde nos esperaban dos hombres en sus respectivas embarcaciones. Fuimos al parque natural a ver a los armadillos, monos capuchinos, lanudos, guacamayas, etc. en su hábitat natural.

Después de varios días con sus noches nos pusimos camino de vuelta. El viaje fue más relajado y todos teníamos algo de lo que hablar y comentar. Creo que sentimos la misma sensación, nos sentimos libres y salvajes como la propia selva.

Las Islas Galápagos, también conocidas como Islas Encantadas -Santa Isabela, Fernandina, Floreana, Seymur- forman este paraíso terrenal, donde la naturaleza esta viva y se puede percibir en cada rincón. Arenas blancas, azules cielos, aguas limpias y cristalinas son el escenario que recorrimos. Se puede respirar aire puro a pleno pulmón, y aquí habitan animales tan exóticos como iguanas, focas, pingüinos y lobos marinos.

Apreciamos la belleza infinita de paisajes despejados desde el barco en el que viajamos. Cada isla era diferente, única. Recorrimos varias, y todas tenían su encanto y te hacían partícipe de él.

Fue una idea fantástica y al final resultó ser un viaje inolvidable.

RECOMENDACIONES

Donde dormir:
-Swissotel, Quito.
-Cotococha, Tena, Oriente Amazónico.
-Finch Bay Eco Hotel, Santa Cruz, Islas Galápagos.
-Cabañas del Lago, lago San Pablo, Imbabura.

Restaurantes:
-La Ronda, Quito.
-El Rincón de Francia, Quito.

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