Eduardo Verástegui

Trabajó como modelo, cantante y actor. Al ver que eso no le satisfacía empezó a cuestionarse su vida. Y en esa crisis existencialista, necesitado de inspiración, decidió cerrar sus ojos llenos de lágrimas y hastío para ponerse a rezar, como le había enseñado su madre siempre desde niño. La misma mujer que sufría desde lejos los descalabros de su hijo perdido en los ambientes más superficiales. La misma persona que le dijo a su padre: “Donde no hemos llegado nosotros con nuestras palabras y consejos, sé que mis oraciones terminarán tarde o temprano tocando su corazón”. Y tuvo razón. Como si de un moderno San Agustín se tratara, este talentoso mejicano vio llegar el día donde su rumbo dio un giro de ciento ochenta grados.

El nuevo Verástegui emprendió la misión de hacer todo lo posible al alcance de sus manos, para lograr que este planeta nuestro se convierta en un mundo mejor. En 2004 creó con un grupo de amigos su propia productora: Metanoia Films, con el sueño de producir películas que tengan el potencial de tocar el corazón de la audiencia.
Hoy aterriza en España de la mano de su película Bella, que ya ha cautivado al público anglosajón con gran éxito de crítica y audiencia.

SU PELÍCULA: BELLA

Eduardo, ¿crees que en España tu película Bella tendrá la misma aceptación que en el resto del mundo?

Dios quiera que sí. Como mexicano, es un honor para mi presentar mi película en España, la madre patria. Sería un gran orgullo para mí que mi película gustara aquí también. Este país ha sido la cuna de muchas cosas hermosas que se han exportado muy lejos de sus fronteras: un riquísimo pasado histórico, un idioma fascinante, el concepto de la familia unida, la fe católica. En fin, muchos de los que hemos nacido y crecido en América hemos visto siempre a España como el ejemplo a seguir. Yo espero que Bella toque el corazón de España.

En España las cosas han cambiado bastante, unos piensan que para mejor y otros que para mucho peor.

Bueno, hoy en día el mundo entero esta viviendo una crisis tremenda de valores morales. Pero gracias a eso, mucha gente con sentido común está comenzando a tomarse las cosas en serio. Ya se tocó fondo, la gente esta despertando, no hay mal que por bien no venga. Por eso es muy importante para mí, como productor y actor producir películas que tengan el potencial no solamente de entretener a la audiencia si no también de hacer una diferencia en nuestra sociedad, nuestra misión es producir películas que sanen, y respeten la dignidad de los latinos en el mundo entero, películas que rescaten los valores elementales que tristemente hoy en día se están perdiendo en nuestra sociedad. A veces se necesita una crisis para sacudir las conciencias y remontar el vuelo.

Háblanos de tu película, Bella.

Desde los años treinta hasta el día de hoy Hollywood se ha empeñado en perpetuar una imagen muy negativa de los latinos. Muy pocas veces los latinos tenemos la oportunidad de ser héroes en el cine o en la televisión, y no me refiero a héroes como Superman o Batman sino al héroe de todos los días, el hombre honesto, integro, trabajador, dispuesto a sacrificarlo todo para ayudar a alguien sin esperar nada a cambio. La mujer latina casi siempre la vemos siendo reducida a un objeto sexual.
La mujer no es un objeto, la mujer es el corazón de la familia, a la mujer se la respeta, las mujeres son lo mas bello que hay, es por eso que quiero producir películas que muestren el verdadero rostro de los latinos.

Así que después de haber ordenado un buen día mi cabeza y retirarme del mundo artístico casi tres años, decidí que no volvería a trabajar en ningún proyecto que ofendiera mi Fe, mi familia o mi comunidad latina. Necesitaba entregarme a mis convicciones en un cien por cien, y producir un cine diferente, un cine sanador. Bella es una historia de la lucha ante la adversidad frente a los momentos inesperados. Es una historia de amor que va más allá del romance, el amor verdadero.

Nuestra esperanza como productores era que cuando la gente abandonara el cine, no sólo se fueran con el estómago llena de palomitas y la sensación de haber pasado un rato agradable, sino también con ideas importantes para hacer recapacitar el corazón.

SUS INQUIETUDES PERSONALES

Aunque eres muy famoso fuera de nuestras fronteras, especialmente en Latinoamérica, eres prácticamente desconocido para el público español. Para saber algo más de ti ¿De cuáles de todos los proyectos artísticos en los que te has involucrado hasta ahora te sientes más orgulloso y por qué?

¡En España no se perdieron de nada hasta ahora! -exclama divertido- Llego aquí con Bella, mi mejor tarjeta de presentación. Todo lo de antes para mí no cuenta. Siento que mi verdadera carrera artística empieza con Bella, así que no necesitan saber mucho más… -dice riendo-. Mis intenciones de antes nacían de un lugar tan lejano y diferente en mi corazón, que apenas me reconozco. Hice muchas cosas que hoy hasta vergüenza me dan. En cambio, Bella nace de una parte de mí diferente a todo lo anterior. De un rincón de mí, donde hay serenidad, paz, y alegría, en el que reina la paz, la alegría, muy lejos de buscar únicamente mi bien personal o satisfacer mis inquietudes egoístas del éxito por el éxito. No sólo me ha llegado un auténtico éxito personal, que me hace sentirme contento y satisfecho cada mañana que me levanto, sino un éxito profesional y un respeto que no había conocido hasta ahora. Misteriosamente, ha sido al dejar de buscar todo aquello que pensé que me haría feliz y tratar de buscar el bien de los demás, que todo eso tras lo que anduve corriendo tantos años ha venido ahora a mi encuentro.

Sí, eso es una gran paradoja. Otra gran paradoja ha ocurrido con tu vida sentimental, porque antes ibas por la vida de donjuán y ya llevas bastante tiempo sin novia.

Hace seis años hice una promesa, que no volvería a estar con una mujer hasta el día en que me casara. Le prometí a Dios que viviría en castidad, el verdadero hombre no es el mujeriego, seductor como yo pensaba; ese estilo de vida que llevaba de tratar a la mujer como un objeto, no me dejó nada bueno, sino un tremendo vacío. Ahora es diferente, desde que practico la castidad, todo ha cambiado en mi vida, tengo una paz que no conocía, me siento libre, seguro, además de estar siendo fiel a la futura madre de mis hijos que todavía no conozco, pero que sé que debe de andar por ahí. Una de las mayores ilusiones de mi vida es casarme y formar mi propia familia, claro en caso de que el matrimonio sea mi vocación.

¿Cómo sería la mujer de tus sueños?

Sí, mi vocación es el matrimonio. Me gustaría enamorarme de una mujer que ponga a Dios primero que a nadie, una mujer inteligente, con sentido del humor, de buen corazón, buenos principios, que tenga una sólida formación espiritual, que tenga una visión sobrenatural de la vida.

Pero mujeres así hay muchas y seguro que has conocido un montón así desde que comenzaste con Bella, ¿no?

Bueno, es un poco más complicado de lo que parece en el terreno artístico. Pero sí, seguro que he conocido muchas mujeres que serían muy buenas esposas pero, no sé, será que todavía no ha saltado la chispa, porque la química también juega un papel muy importante. Otra verdad es que viajo constantemente y eso también hace más complicado estrechar lazos con alguien.

¿No será que te has vuelto demasiado exigente?
Seguramente… -dice riendo- Pero la esperanza es lo último que se pierde. Estoy tranquilo, porque tengo fe en que si tiene que llegar a mi vida, llegará. Yo rezo todos los días para que suceda.

SU COMPROMISO SOCIAL

Desde que cambiaste el chip y sustituiste las fiestas de South Beach por las ganas de ayudar al prójimo, te has involucrado en infinidad de causas sociales. ¿Cuál te motiva más y por qué?

Son tantas cosas las que realmente me gustaría hacer, que, aunque pongo todo mi empeño en hacer lo más que puedo, siento que me quedo corto. Tengo una Fundación que se llama Manto de Guadalupe. Tiene varias misiones, te cuento de dos de ellas. Una es la de construir casas a familias que no tienen casa y que viven en zonas donde existe la pobreza extrema, ponemos techos de concreto, techos de láminas nuevas, restauramos las iglesias, etc. Otra de las grandes causas en las que siento una llamada muy fuerte, es la defensa de los no nacidos. La legalización del aborto es algo que me produce una tristeza incontenible, así que haré todo lo que esté en mis manos para poder parar este holocausto que mata a millones de bebés inocentes en todo el mundo. En USA desde que se legalizó el aborto, más de 45 millones de bebés inocentes han sido asesinados por el aborto, más de 200.000 bebés latinos son abortados cada año en USA. Necesitamos ponerle un fin a este acto de violencia que mata a los bebés. Con el aborto la madre no aprende a amar, ella mata a su propio hijo para resolver su problema, cualquier país que permite el aborto no enseña a su gente a amar, sino todo lo contrario, enseña que cualquier acto de violencia está permitido para conseguir lo que se quiere, es por eso que el destructor más grande de el amor y la paz, es el aborto.

La Madre Teresa de Calcuta, decía que cuando a la madre se le permite matar a su propio bebé, ¿qué le queda a la civilización por salvar?

Nadie en su sano juicio que entienda lo que es un aborto antes de cometerlo, puede ni llevarlo a cabo, ni empujar a nadie a que lo haga. Para mi no hay misión más grande que la de ser la voz de aquellos que no tienen voz, defender a aquellos que no se pueden defender. Si te quieres sumar a nuestra misión de defender a los más inocentes, entra a www.mantodeguadalupe.com.

Mucha gente piensa que un feto no es un niño hasta que nace.

Esa teoría ya no se maneja. Está obsoleta… – Una frase así sólo puede nacer de la ignorancia, con perdón. Hoy cualquier médico o científico sabe que existe una vida independiente de ti, y ajena a ti. Desde el momento de la concepción ya existe ADN 100% humano, así que yo soy tan humano ahora que como lo era cuando fui concebido. Si un feto es niño a los seis meses, ¿a los tres todavía no lo es? ¿Qué pasa con los nacimientos prematuros? El problema es mucho más grave, va mucho más allá, es un dilema moral.

El verdadero problema es discernir qué es asesinato y qué no lo es. Yo estoy convencido de que el aborto es un crimen, pero un crimen legal, como pueda serlo en otros países la pena de muerte o la eutanasia. En el caso específico del aborto siento una grave responsabilidad, me siento más involucrado que con otras causas, quizá porque me consta que las víctimas lo son totalmente. Es perfectamente comprensible que en un momento de confusión, de miedo, de tristeza, de un grave problema, de una situación terrible y extrema en la vida de alguien, una mujer llegue a plantearse el aborto como solución. Pero ninguna mujer en el fondo de su corazón lo hace completamente convencida, no lo hace porque sea la mejor opción sino porque siente que es la única. No hablo por hablar. Llevo mucho tiempo involucrado en entender este problema tan complejo y sé perfectamente de lo que hablo. Los políticos juegan un papel muy importante en este tema; es por eso que jamás deberíamos apoyar a ningún político que apoye el aborto. Si un presidente no va a defender a los más inocentes de su propio país, mi pregunta es, entonces ¿a quién piensa él defender?

Siento que el aborto es un problema fundamentalmente de sentido común, es ir contra lo que somos, contra la esencia de la vida en sí. Es un holocausto silencioso. Es querer ignorar algo que cualquier persona con dos dedos de frente intuye que no está bien, al margen de cualquier creencia política o religiosa. Las mujeres que han pasado por ello son las primeras en saberlo. No conozco a ninguna que no haya atravesado algo tan traumático que no cargue con ese pensamiento culpable a cuestas por el resto de su vida. También conozco bastantes personas que opinan de forma totalmente opuesta a mí en cuestiones políticas o religiosas, que entiende y comparte conmigo que el aborto es una salvajada. Cuando ves un vídeo de un aborto, algo en ti se estremece en lo más profundo. Pienso que el mayor motor del aborto, es la ignorancia con la que la gente llega hasta él. Lo de los médicos que lo llevan a cabo, eso ya es punto y aparte.

Por Concha Gragera.

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